Girona es tierra de manzanas. Y es que las manzanas siempre han estado muy arraigadas en la zona, unos cultivos que desde tiempos lejanos han ocupado buena parte de los campos de nuestro territorio. Fruto de esta tradición, y con la voluntad de ofrecer un producto de calidad, Giropoma forma parte de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Poma de Girona.
La IGP es, según el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural (DACC), el “nombre que identifica un producto originario de un lugar determinado, una región o un país, que posee una calidad determinada, una reputación u otra característica que pueda esencialmente ser atribuida a su origen geográfico, y del cual como mínimo una de sus fases de producción, transformación o elaboración se hace en la zona geográfica definida”.
En 2003 la Unión Europea aprobó la solicitud para obtener el sello IGP Poma de Girona, que aporta un mayor reconocimiento internacional, más diferenciación del producto, evidencia su calidad, fortalece la vinculación del producto con el territorio y requiere el cumplimiento de unas normas de producción y certificación.
El entorno, el suelo y el clima, clave para el cultivo de manzanas
La zona de producción de Giropoma se caracteriza por una gran variedad de relieve, con suelos con materiales fluviales y buen drenaje y rodeada de mar y montaña.
Además, el clima mediterráneo, con temperaturas suaves y frescas y un diferencial térmico destacado entre el día y la noche, así como la humedad y el sol de finales de verano, permiten que la fruta coja una buena coloración y un alto contenido en azúcares.
Así pues, las manzanas de Giropoma producidas por 29 productores en fincas del Alt y Baix Empordà, rodeadas por los Parques Naturales de los Aiguamolls de l’Emporà y del Montgrí, las Islas Medes y el Baix Ter, reúnen las características de las más exigentes normativas de producción; como son la Producción Integrada de Cataluña y GLOBALG.A.P. a nivel mundial.
Innovación, investigación y visualización, tres puntales esenciales
Tal como se ha mencionado anteriormente, Giropoma cultiva siguiendo los principios de producción integrada, un modelo productivo agrícola de alimentos de alta calidad que utiliza métodos y medios de regulación naturales, respetuosos con el medio ambiente y con la salud humana, y que garantiza una agricultura sostenible a largo plazo.
En este sentido, la innovación siempre ha formado parte del ADN de Giropoma. Una de las principales acciones para contribuir en esta protección del medio es el sistema de riego basado en sensores de humedad del suelo que se implementa en los campos. Se trata de una red de sensores distribuidos por toda la zona productiva que, mediante los datos extraídos y una previsión climática, permiten dar unas recomendaciones de riego a los productores, para poder ser más eficientes y racionales, y conseguir así un considerable ahorro de agua.
La visibilidad también es una de las acciones de trabajo de Giropoma. Una muestra de estos esfuerzos para darse a conocer y consolidar la marca como un referente del sector frutícola es la participación en ferias y acontecimientos como la Fruit Attraction que se celebra anualmente a Madrid o la Fruit Logistica de Berlín; la colaboración con entidades y proyectos de la zona mediante la aportación de manzanas; y la difusión de recetas para potenciar la dieta mediterránea, entre otros.
El objetivo de Giropoma es ofrecer manzanas saludables y de alta calidad, siguiendo siempre los valores que definen a la compañía: la defensa del territorio y del medio rural, el respeto por el entorno, la proximidad, el compromiso y la apuesta por las personas.